Se llama Yoko Hasei, cocinera de presencia frágil y sonrisa plácida que en alianza con la emprendedora Luisa Orlando acaba de inaugurar un restaurante insólito en el mismo edificio donde se aloja el Club Allard. Un lugar con amplias estancias, de estética decadente y aforo restringido en el que, con una inesperada puesta en escena, entre reservados y comedores independientes, sirve dos menús ceremoniosos – Gheisa y Maiko— que rinden homenaje a la cocina kaiseki.